Factores sociales
por Mª José Hernando. Licenciada en Psicología
Cuando una persona acude al psicoterapeuta lo hace porque experimenta un sufrimiento de tipo psicológico. Tal sufrimiento (digan trastorno, molestia, impedimento, sensación, etc) es, por supuesto, de carácter personal. Pero eso no significa que se trate de un asunto puramente personal .
En las cuestiones psicológicas intervienen de forma esencial los factores sociales que rodean al indivíduo. Cada persona atraviesa en los primeros años de su vida (hasta la adolescencia) una etapa que podemos definir como de «socialización». En esta etapa, los seres humanos incorporamos, a través no sólo de la educación sino de toda la convivencia con los demás seres humanos, una serie de estructuras psicológicas. No es como muchos profanos creen, una simple cuestión de «aprendizaje». Sería más exacto hablar de una especie de «barnizado» por dentro y por fuera con los elementos culturales y sociales de la época y el lugar en el que han nacido: valores, creencias, costumbres, mitos, ideales, conocimientos de todo tipo (técnicos, históricos, geográficos...), hábitos e incluso vicios. El resultado de este proceso de «socialización» es tan evidente que basta con observar a dos personas nacidas al mismo tiempo en dos lugares muy distintos (por ejemplo España y Mongolia) o a dos personas nacidas en el mismo lugar en dos épocas muy distintas (por ejemplo dos españoles, uno de ellos nacido en 1965 y otro en 1465) para comprobar hasta qué punto esas dos personas viven la vida de forma tan distinta, esas personas «son» tan distintas.
Los seres humanos tendemos a considerar que las cosas que nos pasan individualmente tienen una solución individual. Pero si eso fuera así, ¿para qué los sindicatos, para qué los partidos políticos, para qué las asociaciones? ¿Para qué formar sociedades? En medicina la solución de enfermedades individuales suele tener un tratamiento individual, pero en psicología, en muchas ocasiones, la solución de los problemas individuales pasa por producir modificaciones en el entorno social de la persona, por revisar los elementos constitutivos de su estructura psicológica, por el análisis de creencias, hábitos, condicionantes sociales a los que se ve sometida esa persona, etc.
Para ilustrarlo imaginemos algunos casos frecuentes que nos resultarán familiares. Imaginemos una persona criada en el seno de una familia con fuertes creencias religiosas, digamos que fundamentalistas. Imaginemos que esa persona atraviesa una fuerte crisis matrimonial y justo cuando con gran tensión psicológica decide poner fin a su relación, queda embarazada. ¿Cómo se puede ayudar en un caso así dejando totalmente de lado los aspectos relacionados con su formación, con su «socialización»? ¿Se puede hacer un trabajo serio sin entrar en esos aspectos? Imaginemos alguien educado en la idea de que el trabajo es sagrado, fuente no solo de dinero sino de realización personal, que lleva tiempo soportando una relación asfixiante con su jefe. ¿Se puede enfocar el asunto de la misma manera que si se tratara de una persona que considera el trabajo como una simple fuente de ingresos? Imaginemos unos padres convencidos de que el éxito en la vida pasa por la formación universitaria y la obtención de un trabajo prestigiado socialmente enfrentados a la situación de un hijo víctima del fracaso escolar con serios problemas de relación por una timidez acentuada ¿Se podría ayudar a esos padres sin entrar en el cuestionamiento de su sistema de valores?
En los trastornos psicológicos no podemos aislar al individuo de su entorno por un motivo muy simple: su entorno no solo le rodea, también está dentro de él. Va entrando en los niños mientras crecen aunque no nos demos cuenta.
Mª José HernándoLicenciada en Psicología clínica y escolar
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